La boda de Raquel y Alberto fue pensada para disfrutar de cada momento, para ir descubriendo rincones poco a poco y para que el recuerdo fuese inolvidable rodeado de los suyos.  El lugar de celebración, un pazo maravilloso del que iban a disfrutar de arriba a abajo rodeado de un entorno rural único, fue el punto de partida.

El día empezaba con la ceremonia religiosa para la que huimos de decoraciones clásicas y apostamos por protagonismo de verdes y plumeros para enmarcar la entrada junto con brezos, verdes y plumeros para el interior.

Ellos querían unos aperitivos distendidos con vistas a los campos que rodeaban el pazo, por eso planteamos crear unos mini salones, con sillas diferentes, sofás y butacas junto con alfombras y bobinas de madera a modo de mesas. El rey, un sofá Chester que hizo las delicias de todos. Para aportar color y seguir la línea de la naturaleza, creamos bodegones con verduras y hortalizas.

Ya en el salón, lamparas enredadas en verdes y mesas imperiales con centros que se extendían a lo largo de ellas llenándolas de color, contrarrestaban la sobriedad de las paredes de piedra.

Al caer la noche, los escenarios se transformaban siendo el patio interior el protagonista. Allí uno de los momentos más emotivos, los novios abrieron el baile con No puedo vivir sin ti bajo la atenta mirada de todos los invitados. Para la fiesta, montamos sets para formar una pequeña terraza en la que poder recuperar fuerzas entre canción y canción y una mesa dulce para que nadie desfalleciese.

Gracias Raquel y Alberto, por confiar en nosotras, por ser tan amables siempre y por dejarnos compartir momentos tan importantes con vosotros. Ha sido un auténtico placer. Os deseamos toda la felicidad del mundo.

Fotografía:  Rober Amado para Con tacones y de boda

Flores: Inbloom

Papelería: Mary Clove

Diseño, decoración y coordinación Con tacones y de boda